Aunque existen (bastante raras) variedades de uva rosadas,
los vinos rosados y los claretes tienen un proceso de elaboración en el que las
uvas tintas tienen el papel principal.
Bastante menos populares que sus hermanos mejor definidos,
los vinos rosados y los “claretes“ son dos tipos de vino que tienden a
confundirse pero que poseen sendas personalidades y diferente origen.
Es importante indicar que rosados jamás son fruto
de la mezcla de vinos blancos y tintos ya elaborados. Esta práctica, común
hasta hace varios años, es (aparte de ilegal en la mayoría de países)
originaria de caldos desastrosos y poco recomendables.
Obtención
Los Vinos Rosados se obtienen de una ligera maceración de
uvas tintas, o mezcla de uvas blancas y tintas, previa a su fermentación. En
general, la mezcla de jugos y hollejos no deben fermentar o la fermentación
debe ser muy incipiente por lo que el mosto se colorea suavemente.
La maceración ocurre durante un tiempo bastante corto,
generalmente no mayor a 24 horas, y en lo posible a bajas temperaturas. La
tonalidad y calidad del vino dependerá en mucho de la calidad de las uvas
tintas inicialmente utilizadas. Solo la variedad adecuada y la madurez exacta
del fruto garantizarán un agradable tono rosa que resista el posterior proceso
de fermentación y que resulte estable una vez elaborado el caldo.
La ausencia de fermentación (y por consiguiente de alcohol) y calor, evita que los taninos contenidos en los hollejos, ramitas y semillas de la uva tinta se queden alli y no pasen al mosto. De esa forma el vino resultante será, simplificando un poco la cosa, ligeramente coloreado como un tinto pero fresco y brillante como un blanco.
Una vez que el ojo del enólogo determina que se ha alcanzado
la tonalidad adecuada, el mosto rosado se vinifíca como un vino blanco.
Características
Al igual que los vinos blancos, los vinos rosados alcanzado
su cúspide de calidad solo cuando la tecnología permitió ofrecer al mosto las
condiciones de temperatura adecuada para su elaboración. En General, los vinos
rosados son caldos frescos y brillantes. No soportan la madera por lo que
siempre deben ser consumidos jóvenes, lo más pronto posible luego de
embotellarse. Son ideales para acompañar mariscos, quesos poco fuertes y
moluscos de carne suave. Son excelentes aperitivos o felices acompañantes de
cualquier tentempié de sabor suave apropiado para los días de mucho calor.
No hay comentarios:
Publicar un comentario